“Me hubiese gustado que el fiscal pasara por mi despacho antes de la sesión para saludarme”, expresó la rectora, Alicia Bardón. “Le quiero decir a la rectora que no es mi estilo saludar a las personas que pueden ser imputadas”, le contestó el fiscal federal, Antonio Gómez, cuando casi media hora después le llegó el turno de hablar. El comentario hizo abrir los ojos a más de uno. Otros quedaron mudos y hubo un par de sonrisas. A juzgar por las expresiones, nadie se esperaba algo así.
Esto sucedió en plena sesión extraordinaria del Consejo Superior. Había sido convocada para tratar sólo un tema: la participación de la UNT como querellante en la causa que investiga la Justicia Federal por irregularidades en el manejo de fondos provenientes de YMAD. Días antes, las tres comisiones del Consejo se habían reunido para evaluar esta posibilidad y analizar las recomendaciones de un estudio de abogados de Buenos Aires.
Había dos dictámenes, el de mayoría y el de minoría, que había que votar. Antes de esto, Facundo Arias, consejero estudiantil, mencionó que el fiscal federal estaba presente y quería hablar. Apegada al reglamento, Bardón dijo que lo dejaría intervenir luego de la votación de los dictámenes. Por 25 votos contra tres se impuso -como era de esperarse- la resolución de la mayoría que decidió que la UNT actúe como querellante. Se trató de una votación nominal y en disidencia lo hicieron Margarita Hidalgo, decana de Ciencias Naturales, Agustín Santos, estudiante, y Silvia González, decana de Bioquímica. El argumento que esgrimieron fue que la participación de la UNT, en instancias de indagatorias, ya carecía de sentido. Hubo tres ausentes.
Mientras tanto, el fiscal esperaba sentado en una de las sillas ubicadas en el interior de la sala del Consejo. Cuando le tocó el turno de hablar se paró en un extremo de la mesa oval y la respuesta a Bardón fue el preámbulo de su alocución.
Después de explicarle por qué no había pasado a saludarla, Gómez afirmó que hay varias causas en las que la UNT debería actuar como querellante. entre ellas -detalló- la falsificación de notas en la Facultad de Derecho y la contaminación ambiental generada por la minera Alumbrera.
Continuó su intervención dando su beneplácito a la decisión que había adoptado el Consejo y recomendó que no se convirtieran en “querellantes pintados”.
Se escucharon un par de “gracias” cuando Gómez se despidió, pero acto seguido la decana de Derecho, Adela Seguí, pidió la palabra. Calificó la intervención del fiscal de violenta y no dudó en opinar que se trataba de una jugada política. Le siguió el consejero docente, Daniel Yepez, que expresó: “me parece que es poco feliz venir a esta casa a dar lecciones de moral”. Pero antes de que terminara esa frase, el fiscal ya estaba fuera del recinto. No escuchó cuando Yepez le recriminó que no había actuado de oficio si tenía pruebas. “¿Quién se cree que es? Fiscales que cuando quieren cajonean por años expedientes”, expresó.
Raquel Pastor, decana de la Facultad de Artes, opinó que el fiscal debería pedirle disculpas al cuerpo de consejeros. Por lo bajo ya se hablaba de repudiar la actitud de Gómez en la próxima sesión.
En medio de este clima, mientras todos se preguntaban cuál había sido el motivo real de la presencia de Gómez y quién lo había llevado, los docentes del gremio Adiunt pidieron un minuto para hablar.
Solicitaron que se forme una comisión con docentes, no docentes y estudiantes para seguir de cerca la querella. Además, reiteraron su voluntad de ser parte en la causa y el pedido de que la UNT se desvincule para siempre de la minera.